El gobierno de transición de Francisco Sagasti es la simbiosis del gobierno de Martín Vizcarra, no solamente, por haber continuado con la genocida consigna de abandonar a millones de peruanos a su suerte, para que sigan muriendo ante la indolencia del gobierno; sino, por no haber gestionado eficientemente la llegada de vacunas, no haber construido e implementado plantas de oxígeno en el resto de regiones del país, y no haber aplicado una focalización responsable antecedidas de pruebas moleculares.
Aquella simbiosis y “prolongación de régimen” se reveló desde un principio con la designación de la antipatriota Pilar Mazzetti para que continúe con la nefasta gestión vizcarrista, y actualmente con la elección del ministro Óscar Ugarte que también despachó con Vizcarra y Mazzetti durante el 2020 en aquel fallido Comando de Operaciones Covid.
Así las cosas, durante este breve periodo de transición, el señor Francisco Sagasti ya se mostró realmente cómo es.
Él solamente es un ideólogo que pretende sacar a cuestas su agenda de género, y está de espaldas al pueblo, porque sigue mintiendo groseramente cuando dice que las vacunas chinas a las que hoy les llama Sainofarm tienen una eficacia del 70%; y eso es falso, porque recientemente el propio virólogo Gao Fu admitió en nombre del gobierno chino, que las vacunas de su país tienen baja eficacia, y esa es la razón principal para que hoy, ni la premier Violeta Bermúdez, ni Francisco Sagasti nunca más hablen de los 37 millones de vacunas pendientes de Sinopharm que antes defendían con “dientes y uñas”.
Y, por si fuera poco, ellos no han salido a dar un mensaje a la nación para dar una explicación, pedir perdón, o hacer un mea culpa, por haber avalado incondicionalmente a unas vacunas que no sirven para nada.
Francisco Sagasti, es el mayor enemigo de la población peruana debido a su falta de empatía y desprecio hacia la clase trabajadora que tiene una economía familiar quebrada a causa de la pandemia; a diferencia de su servilismo y lambisconería hacia la clase empresarial. Y la mejor prueba de ello, la podemos develar en la orden que la señora Giovanna Prialé le dio hace unos días.
Ella, en su calidad de presidenta de la Asociación de AFP, le pidió al gobierno observar el proyecto de ley aprobado en el Congreso, el cual dispone de un nuevo retiro de los fondos individuales de los afiliados:
“El Ejecutivo está en capacidad de tomar acciones legales para observar un proyecto de ley tan dañino para la población”, declaró Prialé en una conferencia de prensa hace 15 días.
¿Y qué hizo el encargado del gobierno? Simplemente, ha cumplido al pie de la letra, cada consigna que le dictan los grandes conglomerados financieros, y por eso, a través de ese mísero funcionario que hoy funge de titular del MEF, Waldo Mendoza, acaba de anunciar que no van a firmar la autógrafa cuyo plazo acaba de vencerse y por tanto no aprobarán la ley, y que, en lugar de hacerlo, más bien, la van a observar.
Estas son las deplorables declaraciones del miserable ministro Waldo Mendoza:
“Desde el punto de vista del Gobierno vamos a observar ambas leyes. La primera ley está debilitando el sistema de pensiones y presumimos que la norma de retiros AFP tiene visos de inconstitucionalidad porque está afectando fondos de pensiones que son intangibles”.
“El Congreso ha aprobado dos leyes para decirle a los trabajadores y pensionistas que saquen su plata, pero lo que no les está diciendo es que saca tu plata para que ya no tengas jubilación, y saca tu dinero para que no tengas una especie de seguro de desempleo”.
“Confiamos que la sensatez de los pensionistas y de los trabajadores supere la insensatez de estas normas. El MEF va a proponer la observación de estas leyes por ser malas y en parte inconstitucionales, pero es una decisión colectiva del Consejo de Ministros que tenemos que discutirlas”.
Además, el gobierno acaba de presentar una demanda de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional contra la ley de usura, que fija topes a las tasas de interés que cobran las entidades financieras a todos sus clientes.
Queda claro que Sagasti es un vasallo de los emporios bancarios de los grupos Credicorp e Intercorp, y por eso ha sabido encontrar a un aliado político, el tristemente celebre Tribunal Constitucional. No hay mal que dure mil años y solo faltan 3 meses para que este impresentable mitómano y admirador de terroristas como Cerpa Cartolini, se vaya para siempre de Palacio de Gobierno.