Petro vs. Trump: el presidente colombiano acusa al magnate de querer manipular las elecciones de 2026

El presidente Gustavo Petro acusa a Donald Trump de intentar manipular las elecciones de 2026 para devolver al poder a la extrema derecha. Washington responde con ataques militares en el Pacífico y suspensión de ayuda económica. La guerra contra las drogas vuelve a ser la excusa de una vieja disputa geopolítica.

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La relación entre Colombia y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más tensos en años. El presidente Gustavo Petro no se mordió la lengua: acusó directamente a Donald Trump de intentar interferir en las elecciones de 2026, buscando “el triunfo de la extrema derecha”, a la que calificó como “ligada al narcotráfico, pero obediente a las invasiones”.

El estallido verbal se dio tras una seguidilla de declaraciones del exmandatario estadounidense —y actual aspirante a la Casa Blanca—, quien llamó a Petro “matón” y “mal tipo”, acusándolo además de fabricar drogas. En respuesta, el líder colombiano advirtió que la estrategia antinarcóticos de Washington se ha convertido en un instrumento político, no en una lucha real contra el tráfico de drogas.

Trump, fiel a su estilo, no se detuvo ahí: anunció la suspensión total de la ayuda económica a Colombia, apenas horas después de que el Comando Sur destruyera una supuesta narcolancha en el Pacífico. Minutos más tarde, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, confirmó otro “ataque cinético letal” —así lo llamaron— contra una segunda embarcación, eliminando a tres tripulantes.

Desde Bogotá, Petro respondió con un mensaje que mezcla advertencia y desafío: “Seguiremos colaborando en la lucha contra el narcotráfico, pero sin destruir la democracia ni aceptar intervenciones extranjeras en la política interna de los países socios”.
Una frase que suena tanto a defensa soberana como a crítica directa a la influencia estadounidense en la región.

Detrás del intercambio de insultos y sanciones, hay algo más profundo: la geopolítica del Caribe y del petróleo. Petro insinuó que los movimientos militares norteamericanos buscan debilitar al bloque progresista latinoamericano y abrirle camino al acceso al crudo venezolano.

Colombia, por su parte, se encamina hacia un 2026 electoral con la tensión al límite. Las legislativas están programadas para el 8 de marzo y la primera vuelta presidencial para el 31 de mayo. En ese escenario, el eco de Trump podría sentirse más fuerte de lo que parece.

El choque entre ambos líderes ya no es solo ideológico: es un pulso por el control narrativo del hemisferio. Petro quiere independencia política; Trump quiere mostrar músculo. En el medio, América Latina vuelve a ser el tablero donde Washington y sus adversarios miden fuerzas, esta vez con discursos más afilados que las propias armas.

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