Extorsión y miedo en San Martín de Porres: la violencia desafía el estado de emergencia
Pese al estado de emergencia, la violencia no cede en Lima Norte. En San Martín de Porres, el dueño de un gimnasio sufrió su segundo ataque armado en menos de dos semanas y denunció ser víctima de extorsión por parte de un delincuente conocido como el “Loco Alberto”, quien le exige pagar S/40 mil para seguir con vida. “Estoy muy decepcionado de las autoridades”, declaró el agraviado.
El local, ubicado en un edificio donde también funciona un minimarket, fue atacado por primera vez el 15 de octubre. Cámaras de seguridad registraron a dos sujetos en moto disparando varias veces contra el negocio. Los peritos hallaron siete casquillos de bala, pero el gimnasio continuó operando pese al temor.
El segundo atentado ocurrió la madrugada del 26 de octubre. Esta vez, los criminales grabaron el ataque y enviaron el video al propietario como advertencia. Los disparos también impactaron en el minimarket del primer piso. El dueño asegura que las extorsiones no son nuevas y que ya denunció los hechos ante la Dirincri, aunque sin resultados. “Ni siquiera un patrullero pasa por acá”, lamentó.
Según el comerciante, al menos cuatro negocios cercanos también están siendo extorsionados. Algunos pagan a dos bandas distintas por miedo a represalias. “Le pido ayuda al presidente José Jerí, al ministro del Interior, que vean este caso y lo tomen como ejemplo de lo que vivimos todos nosotros”, expresó con impotencia.
Mientras tanto, la pregunta crece entre los vecinos: ¿de qué sirve el estado de emergencia si la violencia no disminuye? En zonas como San Martín de Porres, Los Olivos e Independencia, los vecinos aseguran que la presencia policial es casi nula, a diferencia de distritos con mayor visibilidad mediática como Miraflores o Surco.
El caso del gimnasio deja al descubierto una realidad incómoda: los extorsionadores actúan sin miedo y la población sigue abandonada. Ni las promesas de “mano dura” ni los operativos esporádicos parecen frenar la ola criminal. En el Cono Norte, la emergencia no trajo seguridad, sino la confirmación de que la delincuencia avanza sin resistencia.
