
La Municipalidad de Lima ha anunciado un homenaje a Charlie Kirk, fundador de la organización estadounidense Turning Point USA, conocido por su discurso político conservador en temas de aborto, armas y política migratoria. El evento, que se llevará a cabo en el Circuito Mágico del Agua, se presenta como una celebración “a la defensa de la vida y la libertad”, pero ha generado cuestionamientos sobre la neutralidad de las instituciones públicas frente a figuras internacionales con marcada agenda política.
Críticos del anuncio señalan que el municipio, liderado por el alcalde Rafael López Aliaga, estaría utilizando un espacio financiado con recursos de todos los limeños para promover una visión ideológica particular, lo que podría interpretarse como un respaldo oficial a una corriente política extranjera. Esto ha despertado debate en redes sociales sobre si es apropiado que un gobierno local asuma este tipo de alineamientos en lugar de enfocarse en problemas urgentes de la ciudad, como la inseguridad, el transporte caótico o el déficit de áreas verdes.

Defensores del evento afirman que se trata de un acto de libertad de expresión y de fomento a los valores de la familia y la vida, argumentando que Lima debe abrirse a voces internacionales que fortalezcan el debate. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos han advertido que este tipo de homenajes pueden convertirse en plataformas para importar polarización política al país, en un contexto ya marcado por tensiones ideológicas.
En un momento en que el Perú atraviesa crisis sociales y políticas recurrentes, la decisión de la Municipalidad de Lima —y de su alcalde López Aliaga— de prestar su nombre e infraestructura para un acto de este tipo plantea preguntas de fondo: ¿debe un municipio actuar como promotor de figuras internacionales que representan posiciones políticas divisivas? ¿O debería priorizar su papel como administrador neutral al servicio de toda la ciudadanía, independientemente de sus creencias y afiliaciones?