Atentado contra Agua Marina: el terror golpea la música peruana y revela la impunidad del crimen

La noche que debía ser una celebración de música y alegría terminó convirtiéndose en una escena de horror. El atentado contra la agrupación Agua Marina en el Círculo Militar de Chorrillos dejó cuatro heridos y un país consternado. Entre las víctimas se encuentran Wilson Ruiz (animador), César More (tecladista) y los hermanos Luis y Manuel Quiroga, baterista y primera guitarra de la banda, quienes fueron alcanzados por los disparos de presuntos extorsionadores.
Según los informes preliminares de criminalística, Luis Quiroga recibió tres impactos de bala —uno en el tórax— y su hermano Manuel fue herido en la pierna derecha. Ambos permanecen estables, mientras que Wilson Ruiz y César More fueron trasladados al Hospital Guillermo Almenara Irigoyen, luego de ser atendidos en el Policlínico Rodríguez Lazo de Chorrillos. Ruiz, quien recibió dos disparos, se encuentra en estado delicado y a la espera de una operación.
Lo más alarmante es que el ataque no tomó por sorpresa a la agrupación. Durante una marcha por la Paz realizada meses atrás, el líder de Agua Marina denunció que el grupo venía siendo víctima de amenazas y extorsiones. Nadie los protegió. Hoy, la advertencia se cumplió con brutal exactitud.
Este atentado no solo sacude al mundo del espectáculo, sino que refleja la profundización del crimen organizado en el país. Los ataques, extorsiones y “cobros de cupos” ya no se limitan a comerciantes o transportistas: ahora apuntan también a artistas y figuras públicas.
Mientras los músicos luchan por recuperarse, el silencio del Gobierno y la falta de resultados policiales agravan la indignación. Lo ocurrido con Agua Marina simboliza un país donde la violencia se ha vuelto rutina y la justicia, una excepción.
Porque aunque los hermanos Quiroga estén fuera de peligro, la herida que deja este ataque en el Perú sigue abierta.