El fútbol turco atraviesa una de las mayores crisis de su historia. Este viernes, 19 personas —entre ellas 17 árbitros— fueron arrestadas en Turquía bajo sospecha de haber participado en apuestas deportivas que podrían estar relacionadas con el amaño de partidos.
Según informó la Fiscalía, los árbitros son considerados servidores públicos, por lo que se investiga el valor de las apuestas y se comparan sus ingresos oficiales con otras fuentes de dinero. Las autoridades también analizan si existieron irregularidades que vulneren la legislación deportiva del país.
El caso salió a la luz luego de que la Federación Turca de Fútbol (TFF) revelara que 371 árbitros habían participado en apuestas legales, una práctica estrictamente prohibida para quienes ejercen funciones dentro del arbitraje profesional. De ellos, 149 fueron suspendidos temporalmente mientras avanzan las investigaciones internas.
La TFF informó además que 152 árbitros apostaban activamente en competiciones locales e internacionales, lo que constituye una violación directa de su reglamento. En total, 371 de los 571 árbitros federados mantenían cuentas de apuestas.
El escándalo ha provocado una ola de renuncias dentro del organismo. Medios deportivos locales reportaron que al menos 45 delegados de partido —equivalentes al 20% del total— dimitieron tras confirmarse su implicación en apuestas deportivas.
Aunque la Federación aseguró que no existen pruebas de una organización delictiva centralizada que manipule resultados, reconoció que el problema podría ser más amplio de lo que se pensaba. En esa línea, anunció que se ampliará la investigación a 3 700 futbolistas sospechosos de haber participado en apuestas.
La TFF prometió una “limpieza total” dentro del fútbol turco y reafirmó su compromiso de preservar la integridad deportiva. Sin embargo, el daño a la credibilidad del arbitraje y de las competiciones nacionales ya ha generado una fuerte crisis institucional en el país.
