Cómo José Jerí terminó siendo presidente del Perú

Tras la vacancia de Dina Boluarte, el hasta hace poco titular del Congreso asumió el mando del país en medio de denuncias, desconfianza ciudadana y una democracia exhausta. Su llegada al poder no fue fruto del voto, sino del vacío.

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En el Perú, donde los presidentes parecen elegidos por el azar más que por las urnas, José Enrique Jerí Oré se convirtió en el nuevo jefe de Estado. A sus 38 años, este abogado limeño, congresista por Somos Perú y recién vacado titular del Parlamento, asumió el cargo tras la destitución de Dina Boluarte, prometiendo reconciliación, diálogo y transparencia.

Fuente: Sunedu

Su ascenso no fue épico, sino institucional: la Constitución establece que, ante la vacancia presidencial, el presidente del Congreso asume el poder de forma interina. Pero la formalidad no disimula el clima de desconfianza que lo rodea.

Jerí, egresado de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, pasó buena parte de su carrera política en la maquinaria interna de Somos Perú: coordinador, operador, promotor de juventudes. Su figura era discreta, sin estridencias, hasta que el caos político lo empujó al centro del escenario.

No obstante, su perfil está lejos de ser inmaculado. Acumula denuncias por presunta violación sexual, desobediencia a la autoridad y posibles irregularidades en la asignación de presupuestos públicos. Aunque ninguna tiene sentencia firme, su sola existencia proyecta una sombra difícil de ignorar.

Su discurso de investidura apeló a la unidad nacional, prometiendo “empezar a construir las bases de la reconciliación”. Habló de seguridad ciudadana, de elecciones limpias, de reconstruir la confianza. Pero el país —agotado por años de promesas rotas— ya no se conmueve con las palabras.

El reto de Jerí no es solo político, sino moral: deberá demostrar que no será otro presidente de transición, atrapado entre el Congreso que lo llevó al poder y una ciudadanía que lo observa con recelo. Su futuro dependerá de las decisiones inmediatas que tome —especialmente la conformación de su gabinete— y de si logra distanciarse de la influencia de Patricia Li, presidenta de Somos Perú, sobre quien pesan cuestionamientos judiciales.

José Jerí llegó al poder por un mecanismo legal, pero su permanencia dependerá de algo más incierto: la credibilidad. En un país que ha tenido seis presidentes en menos de una década, esa puede ser su prueba más difícil.

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