
El ambiente literario está al borde de la expectativa. Mañana jueves se revelará el ganador del Nobel de Literatura 2025, y los pronósticos nunca han estado tan diversos. Las apuestas, medios culturales y redes sociales coinciden en algunos candidatos clásicos, pero también emergen voces menos esperadas que podrían dar la sorpresa.
El rumano Mircea Cărtărescu aparece como uno de los grandes favoritos. Su prosa que mezcla lo onírico con lo filosófico, en obras como Solenoide y La trilogía Cegador, ha trascendido fronteras y marcado su territorio como candidato de peso. Otro nombre frecuente es el de Anne Carson (Canadá), poeta y ensayista reconocida por su experimentación formal y su capacidad para fusionar mito, filosofía y lenguaje como pocos.
En América Latina, las expectativas también están altas. Escritores como César Aira y Samanta Schweblin, ambos de Argentina, aparecen constantemente en las quinielas. Aira por su prolífica y variada obra, llena de audacia narrativa, y Schweblin por su capacidad de combinar lo cotidiano con lo inquietante, ganando lectores y premios en todo el mundo. Otra voz latinoamericana que suena con fuerza es Cristina Rivera Garza, de México, considerada una autora relevante por su exploración de la identidad, la memoria y los cruces culturales.
Más allá de los favoritos, hay varios “tapados” que la Academia Sueca podría elegir para sorprender. Entre ellos figuran Jamaica Kincaid, por su literatura de memoria y postcolonialismo; Can Xue, representante de lo experimental dentro de la literatura china contemporánea; Thomas Pynchon, con su narrativa monumental y compleja; y Haruki Murakami, siempre protagonista de estas discusiones, gracias a su popularidad global y su distintiva mezcla de realismo mágico y existencialismo.