Perú se coronó campeón del Mundial de Desayunos de Ibai Llanos con 12,8 millones de votos, superando de forma ajustada a la arepa reina pepiada de Venezuela, que obtuvo 12,6 millones. Esta victoria va más allá del orgullo nacional: trae oportunidades tangibles para los negocios de chicharrón, desde sangucherías hasta cadenas con proyección internacional.
Luis Yong, propietario de la emblemática ‘El Chinito’, ve el triunfo como una plataforma para expandirse. Hace énfasis en abrir locales en provincias y en el extranjero —mencionó contactos en Florida y Los Ángeles—, capitalizando el interés despertado en audiencias foráneas. Además, la demanda interna ya se ha elevado, favoreciendo promociones, combos especiales y mayor consumo por delivery; cadenas como Kío y La Lucha reportan incrementos notables en pedidos gracias al efecto viral del torneo.
Según la Asociación Peruana de Empresarios de Panificación y Pastelería (Aspan), el mercado de pan con chicharrón y productos derivados del cerdo mueve unos US$279,3 millones al año en Perú. Este dato subraya que no es solo un boom mediático, sino una base económica ya sólida.
Moisés Quiñones, especialista en emprendimientos de Certus, afirmó que tras el torneo promovido por Ibai Llanos, 7 de cada 10 personas en Lima desayunan fuera de casa al menos una vez por semana, lo que equivaldría a unos 7 millones de posibles consumidores solo en la capital. A nivel nacional, ese mercado se estima en más de 12 millones de personas.
El impacto también se traslada al mercado de proveedores: mayor demanda de ingredientes como carne de cerdo, camote, pan fresco; así como incentivos para estandarizar calidad y asegurar logística. En suma, la celebración del pan con chicharrón no solo es un momento festivo: es el inicio de una transformación para todo un sector gastronómico que mira hacia dentro y hacia el mundo.
